20 de noviembre de 2012

Y listo!

Cuando llega el atardecer el cuerpo se relaja y la mente también. Y a mi ya no me apetece hacer todas esas cosas pendientes.  Mejor, las dejo para mañana, las añado a esa lista de recados, que nunca finalizo.

Y es que cada día hay algo nuevo que sumar, hay mañanas que casi da pereza levantarse, sólo de pensar en esos "pendientes". Antes no acostumbraba a hacer listas, como mucho me anotaba algo en la mano, en mi cabeza estaba todo ordenado.



Ahora necesito establecer los quehaceres por escrito, ordenarlos y visualizarlos antes de afrontarlos.
No hay semana que no me haga un par de "inventarios", creo que se ha convertido en una forma de actuar, la escaleta de mi día a día.

Y la verdad es que funciona, porque cada tachón sobre el papel, es una sonrisa. Una pequeña tontería que hace que me sienta bien. Esta mañana actualizar el blog era el primero de la serie, pero un virus me ha impedido hacerlo a primera hora. Un virus que se coló el primero en la relación y ¡que ha retrasado todo!

Pero con el problema solucionado y a punto de que se ponga el sol, hoy puedo relajarme tranquila, que mañana la lista habrá que empezarla desde cero.



Sí, es verdad, el vídeo nada tiene que ver con el post, pero me he acordado de ella hoy y me apetecía compartirla, ahora que se acerca la hora de una cañita con amigos...

2 comentarios:

  1. bufff, yo nunca doy completado la lista, siempre hay añadidos en los días siguientes

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  2. jiji, nunca se acaban, lo importante es ir tachando!!! ;)

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