Ahora que de verdad sentimos en Galicia que es verano, ¡por fin!, más de dos días seguidos, nuestros cuerpos nos piden alimentos frescos. Uno de esos tópicos estivales que no pueden faltar.
Las ensaladas, los gazpachos, el salmorejo, los pimientos..., algunos llevábamos meses esperándolos.
Pero no para comprarlos en el supermercado, lo siento por el tan necesario consumo. Yo estaba esperando a traerlos de la huerta.
Y es que esa frase tan en boca de muchos con la crisis, de yo me voy al monte a plantar, tiene más valor de lo que a veces creemos. Quien tiene una huerta tiene un seguro de vida.
Eso sí, esos ricos productos de la tierra no vienen sólos. Muchas horas de trabajo, duro, duro trabajo y tesón.
En mi casa siempre hemos podido disfrutar de los vegetales directos de la planta, pero es ahora, cuando me hago un poquito más mayor, cuando más valor le doy.
¡Esos tomates, que huelen y saben a tomate...!
Este fin de semana me he vuelto a casa con la compra hecha, hierbabuena, tomillo, romero, lechuga, judías, puerros, zanahorias y los primeros tomates. (Sí, otra vez repito lo de los tomates).
Y eso para mí es una sonrisa y una alegría. Graciassssss!!!!
Gracias por cultivarlos con mimo, gracias a los que trabajan la tierra. ¡Qué paciencia! Ojalá nosotros también lo hagamos para que los nuestros puedan disfrutar semejantes viandas.
Para acabar de abrir el apetito...
https://www.youtube.com/watch?v=pKA0sdPByN0&feature=related
¿Y tú? ¿También eres de los que aprecias y buscas el sabor de la huerta?
Best regards.
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