Y tú también...

Recuerdo ese momento en el que, de repente, tú también formas parte de esa cifra de parados (parado, odio esta palabra) que aumenta mes a mes. Ese momento en el que te ves literalmente en la cola del paro.  No sé como lo has vivido tú, pero para mi fue un momento desagradable, ¿ cómo me puede estar pasando esto a mi? ¿pero si me he pasado la vida esforzándome? ¡he seguido las normas! Y ahí estás, frente a frente con un funcionario que te sonríe con vehemencia o ni tan siquiera repara en el sufrimiento que supone decir esas palabras de quiero solicitar la tarjeta del desempleo. ¡Para mí fue como admitir que tenía un problema y lo hacía público! Miedo, temor, indefensión... y sobre todo rabia, mucha rabia. ¿Alguien me puede explicar cómo he llegado hasta aquí?



Esa misma pregunta me hizo ayer el hombre de la sonrisa que hoy comparto con vosotros.

A sus 84 años, Juan me contó como pasó 27 años de su vida en Suiza, como recuerda todos y cada uno de los 77 viajes que hizo hasta y desde Galicia. Como sus hijos han podido estudiar y afortunadamente están trabajando (allí en Suiza), cómo se pasaba hambre y cómo se esforzaban cada día por tener algo mejor. Siempre he creído que escuchar a nuestros mayores es un lujo. A él me lo encontré en Betanzos, nunca sabes dónde puede estar la sonrisa que te alegra el día. Me quedo con su sonrisa, sus historias y estos dos regalos que me hizo, 5 francos que llevaba en su cartera desde hace décadas y un bombóm, de los últimos que sus nietos le trajeron de Suiza.

¿Y a ti? ¿Que te ha hecho sonreir en las últimas horas? ¿Tú también te has sentido así en la oficina de desempleo?

Best regards, Raquel