24 de junio de 2012

Malos deseos

Ha pasado, "a noite meiga". Esa velada mágica en la que una vez más nos echamos a la calle, en la que, (también una vez más) la comida es protagonista de una celebración, en la que quien más, quien menos, sigue algún ritual.

Y quizá este año, con más razón que nunca, no hace falta que te explique porqué...  Mi preferido es ese que consiste en escribir un mal deseo, aquello que queremos que desaparezca y quemarlo a media noche. ¡Cuántas cosas podríamos escribir!

Supongo que millones de malos deseos serán hoy cenizas. Políticos, bancos, banqueros, empresas, mercados, bolsas, enfermedades, violencia, guerras, desamores... Todos juntos en el cementerio de lo no querido. Ojalá, que muy lejos de nosotros.

Este ha sido mi primer San Juan en A Coruña, mil veces me lo habían descrito y no se equivocaban, es, sin duda, una celebración especial. Creo que quien la hace precisamente especial es la gente, la gente que lo vive con ilusión y que lo quiere compartir, cueste lo que cueste.

Esta año la sardina ha estado por las nubes, aún así me sorprendió como cada bar, en cada esquina, te la ofrecía. La gente te sorprende y te arranca sonrisas, la de este San Juan va para el bar que nos dio de cenar. Allí camareros, cocineros, empleados y general, comieron sardina, pero en conserva. ¿Por qué? Porque por decisión propia, cedieron su ración a los clientes, para que quien gustase pudiera repetir ata fartar.

Les debemos una caja de sardina fresca.


Best regards, Raquel.

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